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Para muchos esta semana ha supuesto la vuelta al trabajo, a la rutina, a las obligaciones. Después de las merecidas vacaciones, arrancar cuesta y la pereza nos vence, es lo que se conoce como síndrome postvacacional. Pero esto no significa que tu vuelta al trabajo tenga que ser triste, amarga y con mal humor. Todo lo contrario. A continuación os damos unos pequeños consejos para que la vuelta a la realidad sea mucho más llevadera.
La vuelta al trabajo, si no te organizas, puede ser agobiante. La marea de emails recibidos o las tareas inacabadas no ayudan mucho. Por eso, es esencial que organices tu agenda y que establezcas un orden de prioridad de las tareas a realizar.
Establecer nuevos objetivos o metas en el trabajo puede ayudarte a encontrar la motivación que necesitas. Superarse a un/a mism@ es algo muy satisfactorio y que nos recuerda nuestro potencial y capacidades y que siempre podemos mejorar.
Aunque parezca una obviedad, realizar descansos en tu jornada laboral ayuda a despejar la mente y volver más activo al trabajo. Comer una pieza de fruta, un yogurt o cualquier snack saludable te aportará energía y saciará tu estómago hasta la hora de la comida o la cena.
Realizar ejercicio o alguna actividad física no solo es beneficioso para tu salud, sino que ayuda a mitigar el estrés. Además, es una buena manera de romper la monotonía del trabajo y del sedentarismo de los trabajos de oficina, donde se pasa toda la jornada laboral sentado.
Hay vida después del trabajo. Aprovecha que aún hace buen tiempo para hacer actividades al aire libre, quedar con tus amigos, familia, ir al museo, al cine, etc. No importa el qué, simplemente mantenerte activo en hobbies que disfrutes, aunque sea quedarte en casa leyendo un libro o cocinando.
Y, por supuesto, actitud positiva e ir con buen humor. Aunque la primera semana cueste, poco a poco irás cogiendo el ritmo y volverás a la rutina paulatinamente.
