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Progresivamente hemos visto cómo los modelos educativos más tradicionales daban paso a nuevas metodologías mucho más dinámicas y lúdicas. Aquí es donde entra la gamificación, una técnica que consiste en aplicar las leyes de los juegos en el aprendizaje. Es decir, jugar para aprender.
Porque se trata de una metodología que ayuda a la interiorización de los conocimientos de una forma mucho más divertida y amena. Además, favorece la concentración y la motivación, así como la productividad y la estimulación del trabajo en equipo. El resultado es una experiencia memorable y que incentiva la superación de forma saludable.
Antes de empezar a crear juegos de gamificaicón, hay que tener claro que la gamificación introduce mecánicas de juego al aprendizaje. Por lo que es necesario establecer una serie de normas en las que se basará el aprendizaje concreto. A continuación, destacamos algunas mecánicas que se usan en gamificación con el objetivo de crear historias con hilo argumental y que enganchan a los jugadores.
Además, cabe destacar que la gamificación permite crear tanto juegos cooperativos, donde todos los jugadores compiten conjuntamente con el fin de conseguir un mismo objetivo, como juegos individuales o grupales.
Otro aspecto en el que se basa la gamificación es en el tipo de jugadores. Es muy importante tenerlos presentes si queremos que el juego se adapte a nuestros estudiantes. Según Richard Bartle, existen cuatro tipos de jugadores: