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La experiencia profesional de buena parte de los estudiantes universitarios comienza siempre como becarios en una empresa. Esta es una oportunidad que tenemos para formarnos y seguir adquiriendo conocimientos prácticos sobre aquello a lo que deseamos dedicarnos profesionalmente. Pero, el sueño de la mayoría de los becarios no es otro que poder quedarnos como empleado en la compañía en la que estamos haciendo nuestras prácticas laborales.
Muchos piensan que esto es un imposible, pero si seguimos una serie de pautas no es tan difícil de conseguir. Lo primero que debemos hacer es valorar si existe una oportunidad real de poder ser contratados, si la empresa dispone de recursos para ello o si estaría abierta a la contratación. En caso de ser así podemos ponernos manos a la obra. ¿Qué tenemos que hacer para pasar de becarios a empleados?
Tener las ideas claras y saber qué es lo que queremos hacer es clave para poder conseguir con éxito nuestro objetivo. Si lo que queremos es quedarnos en la empresa en la que realizamos nuestra beca, debemos trazar un plan de acción, que nos garantizará que actuamos de la manera más adecuada y evitará que demos pasos en falso.
Formar parte de la compañía e integrarse es esencial para poder dar el salto a un contrato laboral. Debemos entender cuál es la cultura de la empresa y participar de ella. De igual manera, tenemos que evitar quedar aislados y que seamos vistos como un simple becario que está de paso.
En ello puede ayudar el trabajo en equipo, además del networking. Charlar con nuestros compañeros y darnos a conocer a nuestros jefes hará que nos vean como a uno más.
Tener iniciativa y ser resolutivos es uno de los aspectos más valorados a la hora de realizar cualquier trabajo. Por eso debemos evitar cualquier actitud pasiva, a la espera de órdenes de nuestros superiores.
Proponer soluciones y nuevas ideas está bien visto, pero siempre desde la humildad. Tenemos que evitar conductas arrogantes, que puedan sentar mal. Tenemos que tener presente el beneficio de la empresa, frente al propio.
Si queremos quedarnos en la empresa tenemos que hacerlo patente. Esto no solo podemos expresarlo de forma directa, sino que también puede verse en nuestra motivación para trabajar, nuestra curiosidad y ganas de aprender y, sobre todo, en nuestro entusiasmo con aquello que estamos haciendo.
Esta puede ser la tarea más complicada a la que nos enfrentemos, pero debemos dejar claro que hacemos bien nuestro trabajo. Lo ideal es destacar en alguna labor que hasta entonces no estaba siendo realizada en la compañía, así, la sensación de necesidad puede verse reforzada.
Unas pautas sencillas que, si las seguimos, nos ayudarán a conseguir lo que queremos.
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